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Puertas del Auditorium
Las puertas del Auditorium están, generalmente, abiertas, pues nadie osaría desobedecer a una emperatriz o emperador y cruzar sus puertas para conocer sus vaticinios. El silencio es hondo en este lugar y su desgastada superficie habla de años de encierro. Los audites, por su parte, han entregado su vida a la causa y no pueden huir de aquí; tan solo se les permite el acceso hasta el patio. Al Auditorium los atan mil juramentos y hechizos que les prohíben cejar en su cometido y contar lo que saben.
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