Dryadalis, Reo, Praes y Kaisar componen el bloque principal de la saga y el eje en torno al cual gira todo lo demás. Cuatro novelas que nos presentan ya las dos partes convivientes a sendos lados del Muro de Caronte. A un lado, el vertiginoso ritmo de vida de Luzaria; al otro, la inquietante calma tensa de Noctia.
La Dinastía Marcada nos presenta a los personajes que nos acompañarán durante buena parte de la aventura. Envueltos en un sinfín de preguntas y dudas que irán buscando acomodo en las respuestas que, poco a poco, se nos irán ofreciendo. Descubriremos las verdades soterradas bajo el paso del tiempo y la falsa apariencia. Un mundo que es un polvorín y que podría no estar limitado por el muro que parece contenerlo.
Emplazamientos fascinantes, sentimientos sin lugar que se abren paso, misterios que se desvelan y un ritmo que va in crescendo al mismo tiempo que las ambiciones de los personajes. Anhelos que no siempre podrán comprenderse.
En medio de todo eso, Caronte. El barquero de la muerte hace acto de presencia una vez cada cien noches, recorriendo la Vía Negra, un sendero oscuro que se inunda para dar paso a las maldiciones ancestrales de una familia marcada: la dinastía Vakko.
Humanos, elfos, feéricos y mareas conviven en la bulliciosa ciudad de Luzaria. Pero cuando el Toque de Queda suena, las calles quedan desiertas y en el oscuro barrio amurallado de Noctia, las puertas se abren: nigromantes, brujos, vampiros, licántropos y demonios pueden campar a sus anchas por la ciudad lúzara al amparo de la Ley Común, que justifica cualquier acción que lleven a cabo entre la medianoche y el amanecer.
Y es que lúzaros y noctis llevan años impulsando acciones con el fin de potenciar los lazos entre ambos mundos, separados solo por el enorme muro que encierra Noctia en su interior: el imperio de la noche. La Ley Común engloba también el denominado Intercambio.
June es una joven humana que pasará el próximo año de su vida viviendo en Noctia, mientras que Tayr, un enigmático brujo, lo hará en su casa, bajo su techo y junto a su hermano Adrien, cuya curiosidad hacia él crecerá al mismo tiempo que una incontenible atracción, pero. ¿Quién es realmente Tayr?
Una vez rota la Ley Común, el Muro de Caronte ha quedado sellado. Los noctis ya no son bienvenidos en Luzaria y tampoco los lúzaros lo son al Imperio de la Noche, pero algo sigue gestándose a uno y otro lado de la silenciosa mole de piedra, donde los secretos se destapan.
Adrien es incapaz de dejar de pensar en Tayr a pesar de todo lo ocurrido. June sabe que poner la verdad sobre la mesa llevará a su hermano a tomar la decisión más difícil de su vida, pero los acontecimientos se precipitan y Adrien está dispuesto a todo por defender lo que siente y a aquel por quien lo siente.
Las monedas con las que se paga el paso a Caronte serán esenciales para moverse con ciertas garantías en un mundo cubierto de intrigas e intereses cruzados; no solo poque el barquero ha salido de paseo, sino porque todos desean hacerse con los arkanais; enemigos y aliados parecen guardar un fin común: Romper la maldición y la libertad de las terras del imperio. ¿Qué puede haber de malo en ello?
"No hay peor cárcel que una mente atormentada ni mayor laberinto que un corazón roto".
La guerra se fragua a los dos lados del Muro de Caronte, una frontera cada vez más difusa. Las diferencias fragmentan la unión en Luzaria, mientras que en Noctia despiertan males oscuros, largamente adormecidos, recursos desesperados con altos precios como reclamo.
June está en medio de esa frágil frontera que se cae a pedazos y su corazón y su cabeza dirimen mil batallas atroces que la llevarán hasta los más básicos orígenes de cada bando.
Por su parte, Adrien está decidido a quedarse para apoyar a Resryon y afrontar lo que venga con todas las consecuencias. Su nueva condición le otorga mayores garantías ante el conflicto que se avecina, pero aún necesita algo más si quiere poder aportar a la lucha.
La alianzas se tambalean, son frágiles y al final, solo queda aquello que se antoja tan insignificante que nadie contó con ello ni lo consideró un peligro: la Praes. La legión de formación puede albergar claves que nadie sospechaba y los más jóvenes e inexpertos pueden convertirse en un último asidero. Demasiado arriesgado. Demasiado improbable. Pero Resryon parece dispuesto a todo. Y Adrien no puede dejar de preguntarse si el amor es capaz de imponerse en un corazón lleno de odio.
Cien noches después, la Vía Negra ha vuelto a convertirse en un río y Caronte se prepara para surcarla, dando continuidad a una maldición ancestral. Resryon tiene claro que será la última vez que ocurra. Pero lejos de buscar los arkanais que le faltaban por las buenas, está decidido a invadir cada terra. En ese camino de sangre, Adrien puede ser algo que haya perdido para siempre. O quizás algo que jamás se resigne a perder.
¿Y si el Muro de Caronte fuera solo una presa? ¿Y si el curso del barquero fuera más allá? ?¿Y si sucediera lo mismo con las respuestas largamente buscadas?
Luzaria puede ser la luz que se vierta sobre la oscuridad de Noctia.
"Aunque nadie más la conozca, aunque nadie hable de ella, la historia que escribiremos juntos será una jodida leyenda"
POST LECTURA
¿Sigues o paras? El poder de tu decisión.
Kaisar supone la primera parada en el camino. Su final es lo suficientemente cerrado para que decidas dar por finalizada tu aventura en Trece Tronos, si así lo deseas. Ten en cuenta que las cosas pueden no ser como aparentan en este particular THE END y, por supuesto, ten la certeza de que van a complicarse más, pero si has tenido suficiente adrenalina y quieres desembarcar aquí, este es un buen puerto, el primero. Yo, Caronte, te saludo y te doy la gracias por el viaje. Si cuentas con las monedas para saldarlo, tu alma será libre.
Si, por el contrario, te van las emociones fuertes y quieres seguir enrolado en el Universo Trece Tronos, en este punto tienes dos opciones:
1. Convertirte en un Master-Throne siguiendo el orden de lectura recomendado. Esto implica una pausa en la trama principal y un viaje en el tiempo, concretamente 5 años antes de la historia que acabas de leer. Llegarás hasta la Ántico Imperial en la que un joven e impetuoso general acrecienta su leyenda a base de conquistas. La última en caer, la biterra: Catarno y Domarna. ¿Quieres conocer las terras de la reina Lánarkel? ¿A ella misma? ¿Embarcarte en una peligrosa travesía hacia los mares de Mork? ¿Llegar hasta la terrorífica isla de Necron? Tú decides.
Alcanzar Leggion te permitirá descubrir cómo fue la relación entre los dos príncipes y, por tanto, podrás comprender a la perfección y sin lagunas lo que está por venir en la siguiente novela, que es...
2. Arkanai. Es la otra opción. Arkanai retoma la acción desde el final de Kaisar, última novela de la Dinastía Marcada, por lo que si decides omitir Leggion y venir directamente hasta aquí, no vivirás un salto en el tiempo con vacío existencial que te ubique en un universo paralelo. Entenderás todo cuanto suceda, aunque no el alcance real de lo que ya ha ocurrido ni de lo que está por venir, las razones más profundas de cada acto o palabra. Sin embargo, en este universo de poderes, tú dispones del tuyo y puedes elegir. Lógicamente, tanto si haces parada en Leggion como si saltas hasta Arkanai, después será el turno de Uilmel, segunda novela de la bilogía El Fin de la Dinastía al que pertenece Arkanai. Siguiente parada en el camino.
Lo admito, Arkanai y Uilmel traen emociones fuertes. Si has sobrevivido a ellas y tu corazoncito no quiere o no puede resistir más, este es un buen punto de despedida para la saga y, de nuevo, un final cerrado que no te regalará noches de insomnio haciéndote preguntas. Ahora bien... este no es el final para los más aguerridos, para los que ya son familia y para todo aquel que quiera el poder absoluto. Al fin y al cabo, eso es la información, ¿no? ¡Poder! Pues si quieres más, sigue las líneas de Dinastía y viaja a lo largo y ancho de toda Átraro y Luzaria. Muévete por las fronteras del tiempo, mézclate con las demás razas, ve al origen de los conflictos y conviértete en emperador o emperatriz del universo Trece Tronos.