Te lo advierto una y otra vez y sigues adelante. Está bien, esta es la mazmorra de Offyah. Luces mágicas guían el avance desde los techos, acompañando un aire irrespirable. A los laterales tienes las celdas. Ten cuidado porque el pasillo es angosto y si hay prisioneros, tratarán de agarrarte, implorándote ayuda por sus almas perdidas. Pero eso no es todo. Muchas se perdieron ya entre despiadadas torturas y se han quedado aquí, sedientas de venganza, llenas de odio.  Podrías no vivir para contarlo.  Sin embargo y dada tu obstinación, me veo en la obligación de informarte de que si sigues adelante y no te cortan el cuello en el camino, llegarás hasta la salida, la conocida como Boca del Dragón. Una pasarela conduce hasta un pozo oscuro de interminable caída, done los amables ánticos, llevaban a poner fin a los infelices que habían agonizado en sus celdas durante meses; puede que hasta años. Eso sí, en honor a la justicia debo decir que otras emperatrices y emperadores no permitieron jamás ni la existencia de prisioneros ni mucho menos las torturas.