Los magos de la Cima de Odín han hallado una profecía que concede esperanza en la lucha de hombres, élars y óhrdits contra los temibles dragnars; una profecía que los insta a luchar unidos bajo el símbolo de las llamas de la Alianza. Sin embargo, la traición de uno de los tres reinos elegidos, sumirá a Askgarth en una terrible oscuridad. ¿Lo contemplaría, acaso, la profecía?
El discurrir del tiempo, la calma tensa y el olvido amenazan con enterrar la guerra bajo la engañosa apariencia de la paz pero los inesperados ataques a su aldea le recordarán a Ezhan que el imperio dragnar es un enemigo adormecido aunque todavía vivo, presente y henchido de ira y sed de venganza.
Conocer a la fría y distante Yara, lo pondrá sobre un camino muy alejado de las metas que se marcase de niño, un camino con destino hacia el Inframundo, hogar de los nigromantes e hijos de la muerte, donde paradójicamente empezará a ser dueño de una vida que no podía imaginar.
Después de que sus pasos lo llevasen hasta la majestuosa ciudad humana de Ászaron, Ezhan descubrirá que sus viejos muros guardan más secretos de los que él mismo podía imaginar; unos secretos que le pondrán frente a La Órden de la Alianza, hombres y mujeres de dudosa reputación en la ciudad de los hombres y con fines tan claros como antiguos.
Alcanzar la unión de óhrdits, élars y humanos no se presume sencillo; menos aún con los nigromantes, que en su día juraron neutralidad en la Guerra contra los dragnars. Pero las cosas aún pueden complicarse más cuando el quinto aliado al que alude la profecía es, precisamente, el enemigo ante el que se lucha. ¿Cómo ponerlo en su propia contra? ¿Qué sentido tien eso? Acertijos incomprensibles con una llave hacia la verdad, un rompecabezas con pieza clave en el trono vacío de Ászaron. ¿Será Ezhan capaz de encontrar al hijo del último rey?