Dayán es un hombre adinerado que, desde muy joven, ha sabido labrarse un prometedor futuro. Todo lo que toca se convierte en oro y es que, después de su gran fracaso amoroso, tiene muy claro el orden de prioridades: trabajo, trabajo y trabajo.
Una tormentosa noche, de regreso a casa, sucede algo que no sabe explicar y que lo lleva a un mundo de fantasía habitado por hadas y otros seres; un mundo en guerra. Allí, el rey Turok prepara a su hija Talaya para ocupar el trono y, convencido de que Dayán es un enviado de los dioses, lo nombre su consejero para que la ayude y la guíe. Una misión para ganarse el regreso a casa.
La visión pragmática y materialista que él posee de todo choca de frente con la sensibilidad y la inocencia del hada, provocando permanentes desacuerdos entre ambos. Pero ella logra exasperarlo tanto como atraerlo y en él despierta un sentimiento del que llevaba años huyendo.
El ejecutivo práctico y frío que siempre ha sido, tendrá a mano una salvación fácil para volver a su mundo. El hombre que Talaya le ha descubierto optaría por un camino distinto. Uno y otro, sin embargo, deberán dejar algo atrás.