La historia de Adrien y Rersyon es, para mí, una historia mágica. Pero la que hubiera podido vivir este último con Zarik no lo es menos. Por las circunstancias de la trama, me quedo con la sensación de que se es muy injusto con el rey de Catarno y Domarna y de que, por lo general, cuesta mucho empatizar con él. Aquí, mi pequeño regalo a Zarik, uno de esos detestables "qué hubiera pasado si..." convertido en realidad. Una fantasía. Si la Noche de Sangre hubiera acabado de otra manera, si él hubiera dicho o no, hecho o no cosas que propiciaron el fatal desenlace. Una oportunidad irreal para los dos. Una oportunidad que no existe y que, por tanto, nadie puede condenar.
Tomo como punto de partida un párrafo de Leggion:
Estaba frente al espejo, las pinturas rituales ya no ensuciaban su piel y se enfundó en la armadura de arena y sangre de los Señores del Ocaso. Caminó hacia la pared donde colgaba sus armas, en sus propios aposentos, como mandaba la tradición y envainó la espada y las dagas. Observó su propia imagen durante largos segundos y trató de ordenar su mente, sus ideas, sus prioridades.
La habitación estaba en penumbra y solo el fulgor de las esferas con la esencia vital de los suyos lo alumbraba, confiriéndole un halo inquietante. El rostro de Resryon cruzó su mente durante un fugaz segundo, fogonazos de lo vivido en el río y se cubrió la cara con las manos. Después, exhaló un hondo suspiro, arrancó la daga del cinturón y la hundió en el espejo, quebrándolo en mil pedazos que reflejaron una imagen multiplicada del rey de Domarna abandonando sus aposentos.
CONTINUARÁ